domingo, 15 de febrero de 2009

PROVERBIOS 6: 6-8

¿ Y tu quieres ser escritor?

Sip

¿ Y has publicado ya?

No.

¿ Qué edad tienes?

veinte

¿Pero tú recuerdas que Vargas Llosa ya a los dieciceisssmss...

Nooooooo....¡¡¡¡ La bicicleta volvía a bajar corriendo por la vereda tropical, surcando en contra al viento suburbiano. Miraba a ambos lados, buscando ansiosamente. El planeta abrió fauces bajo él, cayendo varios segundos en uno. Luego despertó.

La película aún no terminaba. Frotó con sus patas delanteras su par de antenitas todavía soñolientas y caminó hacia donde Isabel batallaba tratando de levantar una gran canchita dulce que había encontrado. "Ayuda, Pequeño", dijo. Isabel sí que es una hormiga trabajadora, pensó. El se la pasaba soñando con ser El Rey y eso a ella la irritaba sobremanera. La canchita se veía grande, muy grande, completamente adherida al piso quizás desde varios días atrás. Había poca gente viendo esa película antigua repetida tantas veces. Pequeño la cogió por un lado y trató de levantarla, pero no cedía la melcocha. Una pierna salió, de pronto, desde la imagen de la pantalla de cine y cayó cerca a ellos un personaje de la película. Le habló a la chica que estaba sentada en la sexta fila con un tono ligeramente preocupado y hasta confianzudo. Pequeño le restó importancia y volvió a su tareas. Isabel, a la cuenta de tres... ¿Isabel? Ella había trepado a la cima de la canchita y miraba asombrada lo que estaba sucediendo. ¿Isabel?¡¡¡. Ella le preguntó mirando lo que sucedia "¿ Tu crees que los de la película aún así puedan encontrar la Rosa Púrpura?" No sé, tú eres mi rosa púrpura. "Ay," dijo, "no sabes lo coqueto que eres. Me gustas hasta aunque te hayas quedado dormido en medio de nuestra cita." Disculpa, respondió, es que he visto tantas veces esta película.... quizás más veces que esa chica; y " más" triste, sin embargo nunca ninguno de esos personajes se había asomado para preguntarme qué era lo que me pasaba. "¿Y encuentran la Rosa al final?" No sé... -respondiò- siempre me olvido, me ayuda a volverla a ver contento. Pero piénsalo Isabel, ¿Qué tan interesante puede ser una rosa púrpura en una película en blanco y negro? "¡Ay pequeño! ¡ Qué poco sabes!"

Luego de pensarlo un rato, subiendo junto a ella resuelto y estirándose al máximo, dijo: Sé que voy a ser el rey. Isabel bajó riendo atléticamente; "Ay sí que eres bobo, ¿Cómo vas a ser "Rey" si las hormigas sólo tenemos Reina?" Pero yo voy a ser Rey, respondió; saltándole encima, e intentando morder alguno de sus seis hombros. "Qué te pasa," dijo ella empujándolo amorosamente, "tú quieres golpe".


Una señora que estaba cerca pudo haber visto, un tanto asqueada, la canchita trepando mágicamente por la pared, llevada en secreto por las dos hormigas cómplices; pudo haberlo visto y seguramente habría acabado de un zapatazo certero con aquello que no comprendía en un acto aburridamente humano; pero no lo hizo, estaba demasiado ocupado exigiéndole al tránsfuga personaje de la película que volviera a ella, que había de reclamar su dinero si no lo hacía. Parecía una persona violenta. Sin embargo, la canchita igual cayó faltando pocos centímetros para llegar a la cornisa guinda desde donde todo el camino se hacía más fácil, llevándose consigo a las hormigas. Isabel se aferró a ella para no perderla de vista al momento de caer.


Pequeño estiró las seis patitas en un vano intento de agarrarse al vacío. El impacto no fue tan duro para el a pesar de haber caido desde muy alto. Pequeño no veía ni a Isabel ni a la canchita. Mejor, pensó. La caída había sido culpa suya y no quería escuchar reproches. Isabel lo amaba, pero jodía un montón. Caminó bajo los asientos débilmente iluminados. Los pasos de algunas personas tronaban a su alrededor como terrenos espasmódicos. Temió encontrarla aplastada. Los asientos parecían inclinarse hacia él, opresivos. Avanzó por la alfombra guinda temeroso hasta que todo se fue calmando, pero ni rastro de Isabel.


Entonces apareció aquel Ángel caminando meditabundo. ¿Qué te pasa?, le preguntó Pequeño. "Me enviaron para convertir a alguien en Rey, pero no recuerdo a quién" -dijo.. Los ojos de pequeño brillaron. Quizás sea yo, pensó. "Quizás seas tú", dijo Ángel, sentándose sobre un palito de fósforo. Yo ando buscando a Isabel- respondiò, a lo que el Angel hizo un gesto de desconocimiento. Caminado por la misma ruta apareció un demonio ojeroso con pinta de trasnochado. Al verlo pasar así ambos se interesaron, y le preguntaron que era lo que le pasaba.

Lo habían enviado para convertir a alguien en rey, pero no recordaba a quién. Pequeño y Ángel se miraron sorprendidos y le comentaron la coincidencia. "Tiene que ser alguien de por aquí." "¿Tu crees que se trate del mismo?" "No", "no"; no. Se intercambiaron algunas miradas desconfiadas y hostiles, pero todo se relajó. Quizás yo sea uno, dijo Pequeño . "¿Has publicado?" Preguntó el demonio; pues, no. "Entonces puede que tú seas a quien Yo busco", -dijo. -"Yo te puedo convertir en rey: solamente me tienes que dar un dinerillo para papeles y eso y te edito tus libritos. Te cobro la tinta y la mano de obra, a cambio te lo diagramo y corrijo gratis, le pongo letritas vistosas Gratis, y te consigo un prólogo firmado por Satán si quieres ¡GRATIS! Te doy cuarenta libros para que los vendas y recuperes tu inversión." ¿ Pero qué ganas tú demonio? "Nada, hormiga, nada. ¿No te digo que posiblemente me hayan enviado a hacerte Rey? Solo que, claro está, no es de gran importancia, firmarías con nuestro sello editorial una pequeña opción." ¿Y qué significa eso? "Nada, hormiga , nada, es lo bueno de los signos." "¿Dices que no has editado?" Intervino Angel. Sí, ¿Por? "Porque entonces tambien puedes ser tú a quien yo busco." ¿Si? "Claro, sólo necesitas darme catorce copias de tus escritos, si los tienes, engrapados y compaginados y bajo un buen seudónimo y quizás podrías volverte rey." ¿Y no me pides tinta? "Mnnn..no." ¿Ni papel? "Tampoco". Dijo esto ultimo con un acento tan sublime que el demonio pezuñento casi llora de purita cólera. Tal Vez, dijo pequeño. "O.K. ahora sólo tienes que elegir el día de la semana que te convenga." -¿Cómo?- "todos los días de la semana tienen sus particularidades, si quieres ser Rey un lunes tienes que pensar en cuentos amorosos o de terror, que tengan sesenta comas, diez puntos o veinte paginas, o número primo de acentos prosódicos. Si lo quieres en Martes tienen que ser vanguardistas. y puedes ser vanguardia de quien quieras, adelantarte a tu época, o voltearte a la retaguardia (vanguardia de ayer). Si lo quieres en Miércoles o Viernes tiene que ser de sensación, para gente joven, como chicles de menta que se puedan vender en los kioscos, se me ocurre: Las historias secretas de Hola Yola, puedes titularlas Humo y burbujitas, no sé, sólo digo. Los jueves sí, solo tienes una opción, el cuento político, o cambias al mundo o intentas cambiarlo con valientes super sabias denuncias o al tacho de basura a escuchar a Beck. Los sábados son urbanos, sicológicos, eróticos, autóctonos, coloridos, sin comienzo, sin final, circulares cóncavos, platónicos, maltrechos, en formas de u, o , si puedes, en forma de e. Los domingos son surrealistas, de Tiion - ¡Nada de Real Maravilloso! no preguntes porqué.


¡Pequeño!


El demonio y el Ángel se desvanecieron en el aire dejando unas nubecitas de colores donde habían estado ¡¡PUFF!! "¿Dónde estabas pequeño?" "Buscándote, Isabel, tengo tanta hambre que hasta creo que alucino." "Ya pequeño, siempre exagerado." Isabel compartió con él un poco de su estómago colectivo en algo que pareció un beso pero no lo fue. Luego recordaron la canchita, así que fueron por ella. Durante el camino, pequeño le comentó que quizás ella tenia razón, que nunca podría ser el Rey, por que eran hormigas y era una utopía, las hormigas sólo tienen Reinas. Ella lo miro conociéndolo mucho y le dijo, "no te preocupes , yo te corono mi Rey", le mordió un hombro, y siguieron su camino hacia la canchita, hacia el trabajo duro, Isabel me ama, pensó pequeño, pero jode un montón. Arriba, la película se reanudaba. Una luz gratificante se extendía sobre ellos, sobre la canchita, era delicioso ser hormiga y sobrevivir, aunque el mundo continuara girando para aquel lado y no se pudiera decidir ser Rey; al menos, el tenia a Isabel. ¿A quien tienes tú?