viernes, 23 de enero de 2009

PARQUECITO CON CAFÉ

La vida da tantas vueltas que resulta jocoso lo parecidas de algunas experiencia a otras. No solemos aprender de nuestros errores; nos topamos con el mismo cielo gris tarde tras tarde y no comprendemos lo inútil que resulta ya deprimirse.
Yo mismo ayer me dije que no iba a sentarme a escribir, y aquí me tienen, engañándome un poco para ser feliz. En fin. Dos lindas chicas toman helados en una mesa cercana, miro mi humeante café y las envidio. No, no las envidio. Hace frío. Sonríen imagino sus blandos senos fríos, acurrucados pobremente, cuchicheando; casi se diría que sonriendo, gozando también del helado...
Hay un hombre de saco y corbata leyendo el periódico, y veo también un par de señoras comiendo galletitas mientras comentan algo que paso hace mil años, pero qué gracioso sigue siendo. Pocas ver se dejan ver grupos tan corrientes de personas, como nosotros. Este tipo de escenas se creían perdidas.
Ahí esta paloma. Viene hacia aquí, arruinándolo todo.
- Hola.
- ¡Paloma ! ¡Blanca Paloma de la Paz!
- ¿No puedes buscar frases menos gastadas Daniel??
Ya se parece a Reinaldo, sólo que el peinado de él es aun mas acartonado.
- ¿Qué haces?
- Nada
-¿Para variar, Daniel?
-Sí, igual que tú sigues andando desnuda.¿No sientes
frío?
-Pero si hace tanto calor¡¡¡ Tanto que se me
antoja...
- Helado, ya se.
- No - dice, jugueteando con la migaja de mi pan. -Pensaba en la playa.
- Tu desnudez quedaría mejor.
- Mi desnudez es cosa que no te incumbe.
Ella comenzó a mirarse. Se estudiaba detenidamente.
- Sabes -le dije- estuve pensando en las vueltas que da la vida y esas cosas.
- Y yo pensaba en el mar -respondió- me gustaría ser Gaviota...
- Pero naciste Paloma y punto. Ahora dime lo que opinas...
- ¿sobre qué?
- Olvídalo. Sabes, estaba deprimido.
- ¿Aun finges sensibilidad?
- Definitivamente has venido joderme.
- ¿Joden señor las verdades ?, bueno, pues me voy.
- No, no te bayas. Creo, quizás en el fondo vine sólo para encontrarte.
- ¿Me vas a hablar de amor?
- Basta, hablo en serio Paloma.
- Lo siento Daniel, me aburres cuando te pones serio.
- ¡espera!...
¿Y ahora que? Sé fue quien esperaba yo sin saberlo, y sólo me ha dejado flotando en el aire una pluma que cae lentamente; como esperando que el viento se mueva, que la luna se esconda, que el cosmos se distraiga, para seguir cayendo. Pasa frente a la mesa con las chicas, y pareciera que la mesa descansara sobre la pluma, y quizás siempre lo ha estado. Ahora pluma y mesa caen suavemente juntas; están apunto de tocar el piso, mi café se enfría; me voy.¿A donde? A casa...¿y?
donde está... ohh ya veo, debo caminar derecho derecho por donde voló paloma y llegaré a ella. La pluma fue a propósito. En el fondo me quiere tanto como yo.
Cruzo el parque y subo a la vereda. Todas las casas se ven semejantes. La vereda acaba y cruzo la pista hacia la otra vereda. Me detengo ante una ventana. Ya no hay más calle y si me desvió me perderé... tendré que entrar por ella. Las paredes interiores están pintadas de blanco, y hay muebles que se ven muy blandos; está tan tibiecita...Cuando llegue a casa, sugeriré mudarnos aquí. Sandra estará contenta, y yo viviré en blanco.
-Daniel, ya está servido, siéntate.¿Encontraste
el párrafo que te pedí?
-¿Ah?... no, Sartre me aburre. Este...¿Vivimos
aquí?
-Vaya pregunta boba la que haces. ¿Qué has
hecho entonces en este rato?
-No sé; creo que ví a Paloma...

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